Nadie dice que el mundo tenga que ser justo. Siempre ha estado en la naturaleza humana ser egoísta y a menudo vengativo. Así que, una vez que los principales actores han resuelto sus problemas, el resto del mundo debe, o bien pagar por el privilegio, o bien perder. Si nos centramos en la medicina, los ricos siempre han sido capaces de monopolizar el acceso a lo mejor en tecnología actual.
Naturalmente, muchos creerán que es triste que los pobres tengan que morir, pero así es como funciona la selección natural: los fuertes sobreviven y pasan sus inmunidades importantes a enfermedades a la siguiente generación.
En el periodo que siguió a la 2ª Guerra Mundial, hubo un momento en que el altruismo pudo haber conquistado el mundo y hacer que el acceso a la medicina fuera gratis. Efectivamente, muchos países implantaron un sistema médico universal que recibía sustento económico de los impuestos pagados por los ciudadanos. Esto contribuyó a que una nueva generación, a la que llamamos los «boomers», creciera fuerte después de que tantos hubieran muerto en la guerra. La ciencia ejercía su supremacía. Íbamos a derrotar a las enfermedades, y después pensábamos en derrotar a la misma muerte. Nada parecía imposible; excepto, claro está, para países como E.E.U.U.
Muchos norteamericanos tienen grabado a fuego un odio por el parasitismo. Existe la creencia de que a la gente que no puede pagar por lo suyo se le debería permitir morir. En lugar de implantar un sistema de salud de caja única, tenemos 50 millones de personas que no pueden pagarse un seguro médico. Si el capitalismo no ve la manera de obtener un buen beneficio, no proporcionará el servicio. Los resultados en la investigación han sido devastadores. La medicina sexual solía tener una alta prioridad. Nos preocupaba que la población no pudiera sostenerse si no se resolvían los problemas de fertilidad. Ahora creemos que tenemos demasiada gente, no hay necesidad de investigar en fertilidad. Con la disfunción eréctil ha ocurrido lo mismo. Ahora que tenemos Cialis y otros medicamentos, lo demás ya no importa: el problema de los hombres está resuelto. No necesitamos saber por qué los recuentos de esperma cada vez son mas bajos o por qué cada vez se conciben menos niños. Incluso ha disminuido la investigación acerca de los bajos niveles de libido. Si los hombres y las mujeres están menos interesados en el sexo, el mundo es más libre. Pueden hacer lo que les de la gana. Cialis es todo lo que el mundo necesita.